El autodenominado pastor Alfredo Saade, exjefe de gabinete de Gustavo Petro y figura marcada por denuncias de maltrato laboral y declaraciones radicales, fue confirmado como nuevo embajador de Colombia en Brasil tras meses de tensiones diplomáticas y un beneplácito inicialmente negado. La noticia se oficializó luego de que su hoja de vida apareciera en el portal de la Presidencia, confirmando que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva finalmente aceptó su designación.
Saade había salido del gabinete presidencial en medio de fuertes controversias, incluyendo el escándalo de la contratación de pasaportes y quejas internas por su estilo de liderazgo. Su salida se produjo hace casi cuatro meses, en un contexto donde la Procuraduría General de la Nación evaluaba una suspensión provisional en su contra. Sin embargo, Petro decidió mantenerlo cerca y le encomendó la misión de “fortalecer los lazos con Sudamérica”, lo que derivó en su postulación como embajador.
El proceso no fue sencillo: Brasil inicialmente mostró resistencia al nombramiento, al considerar una omisión diplomática cuando Colombia publicó la hoja de vida de Saade sin haber solicitado previamente el beneplácito, un paso obligatorio en este tipo de trámites. Tras semanas de incertidumbre y versiones de rechazo, el gobierno brasileño terminó concediendo la autorización, despejando el camino para su llegada a la embajada en Brasilia.
La designación de Saade revive críticas sobre cómo el gobierno de Petro premia a aliados cuestionados. Conocido por sus declaraciones en redes sociales que han sugerido medidas autoritarias como cerrar medios de comunicación, censurar plataformas digitales e incluso clausurar el Congreso, su llegada a la diplomacia genera polémica y abre interrogantes sobre el papel que jugará en la relación bilateral con Brasil.
