El Gobierno de Gustavo Petro sorprendió al país con un anuncio de emergencia económica para enfrentar el déficit de 16,3 billones de pesos en el presupuesto de 2026, tras el hundimiento de la reforma tributaria. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, explicó que este viernes se publicará el decreto que declara el estado de excepción y que la próxima semana se emitirán las medidas tributarias necesarias para “recuperar lo que el Congreso dejó desfinanciado”.
El contraste no tardó en generar polémica: mientras se prepara un paquete de medidas extraordinarias para contener la crisis fiscal, el propio presidente Petro reveló que fue nominado a un “premio Nobel alternativo de economía”, reconocimiento que busca destacar propuestas innovadoras en materia económica. La paradoja es evidente: un mandatario que celebra una nominación internacional por sus ideas económicas, pero que en casa debe recurrir a una emergencia para tapar el hueco presupuestal.
La noticia ha desatado debate en redes sociales y círculos políticos. Para algunos, la nominación es un espaldarazo a la visión económica de Petro; para otros, es una contradicción que refleja el desfase entre el discurso internacional y la realidad nacional. El contraste entre el prestigio de un galardón y la urgencia de un decreto de excepción se convierte en un terreno fértil para la crítica y la ironía.
