En medio de una nueva crisis diplomática, el presidente Gustavo Petro volvió a encender tensiones con Estados Unidos al asegurar que en el último bombardeo norteamericano en el mar Caribe, cerca de Venezuela, había ciudadanos colombianos a bordo de la lancha atacada. La afirmación, publicada el miércoles 8 de octubre de 2025 en sus redes sociales, fue calificada por la Casa Blanca como “infundada y reprehensible”, y generó una solicitud formal de retractación por parte del gobierno estadounidense.
El conflicto se desató luego de que Petro respondiera a un mensaje del senador demócrata Adam Schiff, quien denunció que los ataques en el Caribe no habían sido autorizados por el Congreso y podrían llevar a Estados Unidos a una guerra innecesaria. Petro respaldó al senador y agregó que “indicios muestran que la última lancha bombardeada era colombiana con ciudadanos colombianos en su interior”, acusando a Washington de encubrir una “guerra por el petróleo” disfrazada de lucha contra el contrabando.
La Casa Blanca reaccionó con dureza, exigiendo que el mandatario colombiano se retracte públicamente para poder retomar un “diálogo constructivo”. Petro, lejos de ceder, respondió también en redes sociales: “Que la Casa Blanca nos dé la información de las personas que han muerto por misiles de los EE.UU., para saber si mi información es infundada”. Su postura desafiante ha sido interpretada por analistas como una provocación innecesaria que pone en riesgo las relaciones bilaterales.
Este nuevo episodio se suma a una serie de enfrentamientos entre Petro y el gobierno de Donald Trump, que incluyen la revocación de su visa, la pérdida del certificado de aliado en la lucha antidrogas, y acusaciones de golpe de Estado. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene que los ataques en el Caribe han sido dirigidos contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico venezolano, sin confirmar nacionalidades de los fallecidos.