El presidente Gustavo Petro encendió las alarmas al revelar que, tras su ingreso a la lista OFAC antigua Lista Clinton, los bancos nacionales le habrían cerrado las puertas. La medida, que implica un aislamiento financiero casi total, dejó al mandatario en el ojo del huracán por los serios efectos económicos que podría enfrentar su patrimonio y el de su familia.
Molesto por la situación, Petro cuestionó públicamente a las entidades bancarias del país, acusándolas de actuar bajo órdenes extranjeras y de faltarle el respeto al Estado colombiano. En un tono desafiante, aseguró que no entiende cómo un banco nacional puede negarle una cuenta al propio presidente de la República.
El jefe de Estado también habló de una deuda hipotecaria que lleva pagando hace más de una década, la cual, según él, podría poner en riesgo su hogar si no logra acceder al sistema financiero. Además, denunció que “amigos de Vargas Lleras” habrían orquestado injusticias en su contra mediante órganos de control.
Las declaraciones de Petro desataron una tormenta política y mediática. Muchos lo acusan de victimizarse para desviar la atención del escándalo internacional que lo rodea, mientras otros creen que sus palabras exponen un conflicto profundo entre el Gobierno y el sistema financiero colombiano.