Durante un evento oficial celebrado en la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro fue interrumpido por gritos de desaprobación mientras lideraba un acto de reconocimiento de responsabilidad internacional por violaciones a los derechos humanos. El mandatario, que inició su intervención pidiendo perdón en nombre del Estado colombiano, fue increpado por un asistente que lo acusó de burlarse de las víctimas, generando un momento de alta tensión en la ceremonia.
Petro aprovechó el espacio para reflexionar sobre la presencia real del Estado en los territorios y denunció que en Colombia se han normalizado las agresiones contra la población civil. En un giro polémico, comparó la violencia histórica en el país con los bombardeos en Gaza, cuestionando la falta de indignación frente a ambos escenarios.
La intervención del presidente no solo provocó reacciones entre los asistentes, sino que también incluyó fuertes señalamientos contra las instituciones públicas, a las que calificó como el epicentro del crimen en Colombia. Según Petro, dentro de los edificios estatales se gestan los mayores robos al erario, con funcionarios que compiten por ver quién logra desviar más recursos.
A pesar de las críticas recibidas, Petro reafirmó su compromiso de hablar desde sus convicciones, sin filtros ni silencios diplomáticos. “Yo hablo con el corazón”, afirmó, dejando claro que continuará denunciando lo que considera injusticias, tanto dentro del país como en el escenario internacional.