En Córdoba se empieza a mover el ajedrez político de cara a las elecciones de 2026, y uno de los nombres que vuelve a sonar con fuerza y polémica es el de Saray Robayo. La congresista, actual vicepresidenta de la Comisión Tercera de la Cámara, estaría preparando su regreso al Congreso con el respaldo de su esposo, Emilio Tapia, condenado dos veces por corrupción.
Tapia, quien fue protagonista del escándalo de Centros Poblados, ha retomado protagonismo político desde su finca en Sahagún, donde organiza eventos y alianzas para posicionar a Robayo como “baronesa electoral” de la Costa. Mientras tanto, ella continúa tramitando proyectos económicos clave en el Congreso, lo que ha generado cuestionamientos sobre posibles conflictos de interés.
Aunque no hay impedimentos legales para su candidatura, el debate gira en torno a lo que representa: ¿puede una sociedad que ha sido golpeada por la corrupción permitir que sus rostros más visibles sigan en el poder? Córdoba ha sido epicentro de escándalos que han debilitado la confianza ciudadana en sus instituciones. Por eso, voces críticas advierten que permitir el regreso de Saray Robayo al Congreso sería una señal de que el clientelismo y la impunidad siguen mandando.