Tras conocerse que la líder opositora venezolana María Corina Machado fue galardonada con el Premio Nobel de Paz 2025, el exalcalde de Medellín y precandidato presidencial Daniel Quintero, generó revuelo en redes sociales al declarar que el reconocimiento debió ser para el presidente colombiano Gustavo Petro. En una publicación que rápidamente se viralizó, Quintero afirmó: “El Premio Nobel se lo merecía Petro por su lucha mundial contra el genocidio en Gaza y sus esfuerzos por la paz en Colombia”, destacando el papel del mandatario en escenarios internacionales y su defensa de los derechos humanos.
La afirmación de Quintero se dio en medio de un contexto de alta polarización política en Colombia, donde cada gesto o declaración adquiere tintes partidistas. Su mensaje fue interpretado por algunos como un respaldo explícito a la gestión internacional de Petro, especialmente por su postura crítica frente al conflicto en la Franja de Gaza y su impulso al proceso de “paz total” en el país. Para otros, sin embargo, se trató de una estrategia política que busca capitalizar el debate generado por el Nobel y posicionar a Quintero como defensor del actual gobierno.
El comentario provocó reacciones divididas: mientras sectores afines al petrismo celebraron la reivindicación del presidente como líder global por la paz, otros usuarios y analistas cuestionaron la pertinencia de comparar la labor de Petro con la de Machado, quien fue reconocida por su resistencia pacífica frente al régimen de Nicolás Maduro. La controversia se intensificó con el tono irónico de Quintero, quien acompañó su publicación con la frase “Todo porque hoy es viernes”, lo que algunos interpretaron como una burla al fallo del Comité Nobel.
Más allá de la polémica, el episodio revela cómo los reconocimientos internacionales pueden convertirse en terreno de disputa política local. La declaración de Quintero no solo busca visibilizar la agenda internacional de Petro, sino también abrir un debate sobre los criterios del Nobel y el papel de los líderes latinoamericanos en la defensa de la paz. En tiempos de polarización, incluso los galardones más prestigiosos se convierten en catalizadores de narrativas enfrentadas.