En medio de la coyuntura política que vive Colombia rumbo a las elecciones de 2026, resurgen cuestionamientos sobre el pasado de algunos precandidatos. En 2016, el senador Iván Cepeda visitó el municipio de El Carmen de Chucurí para rendir homenaje a Camilo Torres Restrepo, sacerdote y sociólogo que se vinculó al Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la década de los sesenta y que se convirtió en uno de sus principales ideólogos.
El gesto de Cepeda ha sido interpretado por sectores críticos como una muestra de admiración hacia una figura asociada a la insurgencia armada. La controversia se intensifica porque el ELN bautizó con el nombre de Camilo Torres uno de sus frentes más violentos, señalado de múltiples ataques contra la Fuerza Pública, incluido el asesinato reciente de jóvenes soldados en el departamento del Cesar.
Para sus detractores, este episodio refleja una cercanía simbólica con un legado insurgente que aún causa dolor en regiones golpeadas por la violencia. En redes sociales, voces como la de Lina han recordado aquel homenaje para cuestionar la legitimidad de Cepeda como aspirante presidencial dentro del petrismo, señalando que la exaltación de figuras ligadas al ELN contradice el discurso de paz y reconciliación que promueven sus aliados políticos.
