El Catatumbo vuelve a ser escenario de dolor y zozobra. Los enfrentamientos entre grupos armados ilegales han generado desplazamientos masivos, miedo y un fin de año desolador para cientos de familias que pasan la Navidad lejos de sus hogares. La violencia, que parecía haber quedado atrás con la firma del acuerdo de paz, regresa como un fantasma que arrasa con la tranquilidad de las comunidades.
Griselda Lobo, exintegrante de las FARC y hoy voz crítica frente a la guerra, rechazó públicamente los ataques perpetrados por sus antiguos compañeros de armas y por el ELN. “No más guerra, paren la violencia y respeten la vida de la población civil”, expresó con dolor, recordando que el compromiso de paz fue firmado para acabar con estas tragedias, no para perpetuarlas.
Las denuncias de organizaciones sociales señalan que decenas de familias han sido obligadas a abandonar sus tierras, viviendo una Navidad marcada por el miedo y la incertidumbre. Sandra Ramírez, firmante del acuerdo de paz, lamentó que los esfuerzos de reconciliación se vean opacados por la persistencia de la violencia, calificando la situación como “un retroceso que golpea la esperanza del país”.
El Catatumbo, símbolo de resistencia y sufrimiento, vuelve a ser noticia por la guerra que nunca termina. La voz de Griselda Lobo resuena como un grito de indignación y dolor, recordando que la paz firmada en papel se desvanece en la realidad de las comunidades que siguen pagando con sangre y desplazamiento el precio de la violencia.
