El expresidente Álvaro Uribe no dejó pasar la oportunidad de pronunciarse tras el escándalo internacional que protagonizó Gustavo Petro en Nueva York. Desde su cuenta de X, Uribe agradeció al gobierno de Estados Unidos por haber revocado únicamente la visa del presidente colombiano y no la de todos los ciudadanos. “Gracias por no castigar a los colombianos por las imprudencias de su presidente”, escribió, en tono irónico pero contundente.
La polémica no se detiene ahí. Uribe advirtió que las consecuencias podrían ir más allá de una simple revocatoria diplomática. “Vendrán aranceles, restricciones y pérdida de confianza internacional”, señaló, insinuando que los actos de Petro podrían afectar la economía nacional y las relaciones comerciales con Estados Unidos, principal socio estratégico de Colombia.
Mientras tanto, Petro, al llegar a Bogotá, se limitó a decir “no me importa”, minimizando el impacto de la decisión y dejando abierta la incógnita sobre su próximo movimiento. ¿Buscará protagonismo en otros escenarios internacionales? ¿Insistirá en su propuesta de un ejército global? Lo cierto es que su estilo confrontacional sigue generando divisiones dentro y fuera del país.
Con este nuevo episodio, la tensión entre Petro y Uribe alcanza otro nivel. Uno se sube a un carro con megáfono en Nueva York, el otro desde su finca lanza advertencias sobre el futuro de Colombia. Y en medio de ese pulso político, los colombianos se preguntan qué vendrá ahora: ¿más escándalos, más sanciones o el inicio de una crisis diplomática?