El magistrado cereteano Carlos Camargo se posesionó, y el alcalde de Montería, Hugo Kerguelén, lo acompañó.

En medio de una ceremonia sobria y marcada por ausencias notables, el exdefensor del Pueblo Carlos Camargo se posesionó como nuevo magistrado de la Corte Constitucional. El acto tuvo lugar en Bogotá, donde Camargo prestó juramento ante la vicepresidenta del alto tribunal, debido a que el presidente Jorge Enrique Ibáñez no pudo asistir por motivos de salud. Entre los asistentes estuvo el alcalde de Montería, Hugo Kerguelén, quien acompañó al jurista cordobés en este momento clave de su carrera.

Camargo, oriundo de Cereté, inició su discurso con una frase que marcó el tono de su intervención: “No recibo un privilegio, sino una responsabilidad mayor”. En su alocución, hizo énfasis en la importancia de la independencia judicial en tiempos de polarización, y reafirmó el papel de la Corte como garante de la institucionalidad. Su mensaje fue interpretado por algunos sectores como una respuesta firme ante los cuestionamientos que rodearon su elección.

A pesar de las controversias que han surgido en torno a su trayectoria, Camargo llega a la Corte con experiencia en la defensa de derechos humanos y conocimiento profundo del Estado colombiano. Su paso por la Defensoría del Pueblo le permitió recorrer el país y conocer de cerca las problemáticas sociales, lo que podría aportar una mirada territorial y plural al debate constitucional.

La presencia de líderes regionales como el alcalde Kerguelén en la ceremonia refleja el respaldo que Camargo mantiene en Córdoba, y marca un momento simbólico para el departamento: por primera vez, un jurista cordobés ocupa una silla en el máximo tribunal constitucional del país. Su reto ahora será ejercer con firmeza, transparencia y altura institucional.