El abogado y precandidato presidencial Abelardo de la Espriella volvió a sacudir el debate nacional con una propuesta radical para castigar a los vi0ladores y abusad0res de men0res. En declaraciones recientes, De la Espriella afirmó estar de acuerdo con la cadena perpetua para estos criminales, pero fue más allá: propuso que sean recluidos en cárceles subterráneas, sin acceso a la luz del sol, alimentados únicamente con pan y agua, y sometidos a un régimen de castigo físico. “Buen garrote”, dijo, en referencia a su estilo punitivo.
Inspirado en el modelo de seguridad del presidente salvadoreño Nayib Bukele, a quien admira pero considera “muy blandito”, De la Espriella plantea una política de mano dura que, según él, devolvería el respeto por la ley y protegería a los niños de Colombia. Su propuesta ha generado reacciones divididas: mientras algunos sectores aplauden su firmeza, otros cuestionan la viabilidad legal y ética de aplicar castigos tan extremos.
El líder del movimiento “Defensores de la Patria” sostiene que los crímenes contra menores deben ser tratados con el máximo rigor, y que el sistema judicial colombiano necesita reformas profundas para garantizar justicia real. “No estoy de acuerdo con la castración química. Prefiero tenerlos encanados siete pisos bajo tierra”, expresó en una entrevista reciente.
Aunque su propuesta aún no forma parte de un proyecto legislativo formal, ha puesto sobre la mesa el debate sobre el endurecimiento de penas en Colombia y el papel del Estado frente a delitos que generan profundo rechazo social.