En plena carrera presidencial, Daniel Quintero lanzó una propuesta que ya genera ruido: ofrecer medicina prepagada, pagada 100 % por el Estado, a los 400.000 maestros oficiales del país. Según el precandidato, esta medida busca dignificar la labor docente y garantizarles atención médica de calidad. “Los maestros son los arquitectos del futuro de Colombia”, afirmó en su video de campaña, donde presentó esta como su segunda gran promesa, tras la polémica idea de regalar lavadoras.
Sin embargo, la realidad actual del magisterio colombiano dista mucho de ese ideal. Hoy, miles de docentes enfrentan demoras de meses para acceder a citas médicas, escasez de medicamentos, urgencias colapsadas y contratos vencidos con prestadores. El sistema de salud del Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio (FOMAG) arrastra un déficit millonario y una red fragmentada que no garantiza atención oportuna ni especializada. Las quejas por negligencia y falta de transparencia se multiplican, mientras el gobierno aún no logra implementar el nuevo modelo prometido.
La propuesta de Quintero, aunque ambiciosa, llega en medio de una crisis estructural que ha dejado a los maestros sin garantías básicas. ¿Es viable ofrecer medicina prepagada cuando ni siquiera se ha logrado estabilizar el sistema actual? Para algunos, se trata de una estrategia electoral con aroma a populismo; para otros, una promesa que, si se cumple, podría cambiar el panorama de miles de educadores. Lo cierto es que, por ahora, los maestros siguen esperando atención… y respuestas.