A finales de año y en épocas decembrinas, los jóvenes estudiantes empiezan a graduarse y salen a la luz historias que conmueven los corazones de los usuarios. Este caso no ha sido la excepción.
El protagonista de esta historia es un niño, quien caminó orgulloso y con mucha nostalgia hacia el cementerio de San Rafael en Fundación, llevando en sus manos algo más que un diploma: llevaba años de esfuerzo y noches en las que extrañó abrazos que no podía recibir.
Al llegar al lugar donde reposa el cuerpo de su madre, con su corazón a mil por segundo levantó su diploma y dijo: “Mamá, logré este triunfo, también es tuyo. Tú me ayudaste y me diste fuerza, te amo. Fueron muchos consejos que con amor me diste, porque, aunque ya no estés físicamente, tu amor sigue siendo la fuerza que me impulsa. Aún siento tus abrazos, mamá”, expresó.
Hoy, con sus ojos llenos de lágrimas y el corazón inflado de tantos sentimientos, el pequeño entiende que el éxito no es solo llegar a la meta, sino honrar a quienes le enseñaron a caminar.
