En las selvas húmedas del Chocó, habita un pequeño anfibio que ostenta el título del animal más venenoso del mundo: la rana dorada (Phyllobates terribilis).
Este diminuto pero letal anfibio, que no supera los cinco centímetros de longitud, contiene en su piel un veneno tan potente que puede acabar con la vida de diez hombres adultos con una sola dosis.
La rana dorada se distingue por su vibrante color amarillo, una advertencia natural para disuadir a sus depredadores.
Su veneno, conocido como batracotoxina, es una de las toxinas más poderosas conocidas por la humanidad.
Históricamente, comunidades indígenas han utilizado este veneno para envenenar dardos que empleaban en la caza, debido a su letalidad instantánea.

La toxicidad de la rana dorada proviene de su dieta en estado salvaje, que incluye pequeños insectos como moscas, grillos, hormigas, termitas y escarabajos.
Estos insectos son la fuente de las sustancias químicas que el cuerpo de la rana transforma en veneno. Curiosamente, las ranas criadas en cautiverio no desarrollan la misma toxicidad, lo que sugiere que su entorno natural es crucial en la producción de su veneno.
A pesar de su peligrosidad, la rana dorada enfrenta una amenaza grave: el tráfico ilegal de especies. Su llamativo aspecto la convierte en un objetivo codiciado, alcanzando un valor de hasta 1.500 euros (aproximadamente seis millones de pesos colombianos) por ejemplar en el mercado negro. Según la Policía Ambiental de Colombia, los traficantes pueden extraer más de 100 ranas en un solo viaje, poniendo en riesgo la supervivencia de la especie.
Además de su peligrosidad, la comunidad científica ha mostrado interés en el potencial medicinal de la batracotoxina. Se investiga su posible uso en la creación de analgésicos más potentes que la morfina, pero sin los efectos adictivos asociados a esta.
La conservación de la rana dorada es esencial para el equilibrio ecológico de la región. Organizaciones ambientales y entidades gubernamentales trabajan en programas de conservación y en la lucha contra el tráfico ilegal, con el fin de proteger esta especie única.
Con información de El Tiempo