Un estudio reciente, publicado en la revista Plastic and Reconstructive Surgery, ha demostrado cómo el hábito de fumar acelera el envejecimiento facial.
La investigación analizó a 79 pares de gemelos idénticos para evaluar los efectos del tabaquismo en la piel.
Los resultados fueron contundentes: los gemelos fumadores presentaban más arrugas, flacidez en la piel y bolsas bajo los ojos en comparación con sus hermanos no fumadores. Incluso con una diferencia de solo cinco años en el hábito de fumar, se observaron signos evidentes de envejecimiento prematuro.
El estudio destacó que el tabaquismo aceleró el envejecimiento en áreas clave como los párpados superiores, los pliegues nasolabiales y la región inferior del rostro. Los investigadores concluyeron que fumar afecta la elasticidad de la piel, aumentando la degradación del colágeno y la deshidratación cutánea.
Además de los conocidos efectos negativos en la salud interna, este estudio subraya cómo el tabaco deja huellas visibles en el rostro. Abandonar el hábito de fumar no solo mejora la salud en general, sino que también puede prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.
Los expertos instan a la población a considerar estos hallazgos y a buscar ayuda para dejar de fumar, mejorando así su calidad de vida y apariencia.