En Montería, la vida de una abuelita de 100 años ha conmovido a la comunidad y a las redes sociales. Con una fuerza que sorprende, cada día recorre las calles vendiendo poncheras y cremas para golpes, buscando lo necesario para poder sobrevivir.
La adulta mayor asegura que, pese a su edad, no cuenta con el respaldo de su única hija, con quien mantiene una disputa por las escrituras de la vivienda donde reside. Mientras tanto, ella sigue caminando los barrios de la ciudad con la esperanza de reunir lo suficiente para subsistir.
Su historia se ha vuelto un llamado a la solidaridad. Vecinos y transeúntes que la encuentran en las calles destacan su esfuerzo y la dignidad con la que enfrenta las dificultades. Un pequeño gesto, como una compra o una ayuda voluntaria, puede marcar la diferencia en la vida de esta mujer que, a pesar de todo, continúa aferrada a la esperanza.