Después de una relación de aproximadamente 8 meses, Ashton sugirió que él y su pareja dieran el siguiente paso así que se mudaran juntos.
Ashton se encargó de encontrar el apartamento ideal, manejando todos los detalles, lo cual fue muy apreciado.
Cuando finalmente anunció que había encontrado el lugar «perfecto», la emoción fue palpable. Ambos acordaron dividir el alquiler en partes iguales, lo que parecía muy justo.
A medida que pasaron los años, continuaron viviendo juntos, pero algo no se sentía del todo bien. Se esperaba que la relación hubiera progresado más, pero Ashton no mostraba prisa alguna. Al discutir la idea de comprar una casa juntos, Ashton no mostró entusiasmo. Esto parecía indicar problemas de pareja, pero lo que se descubrió después fue sorprendente.
Un día, mientras su pareja realizaba la limpieza, se encontró unos documentos que parecían estar relacionados con el contrato de alquiler.
La curiosidad llevó a revisar los documentos, y fue entonces cuando se descubrió que el nombre de Ashton aparecía como «propietario del apartamento».