El candidato a la Presidencia y exguerrillero del M-19, Gustavo Petro, no es el hombre ejemplar que aparenta ser ante los miles de seguidores que han visto en su aspiración, la redención a los problemas del país.
En Montería por ejemplo, todos recuerdan la borrachera y el mal comportamiento que asumió en el Club Campestre durante el matrimonio de su cuñado Juan Carlos Alcocer, hermano de su esposa Verónica, una sincelejana a quien le lleva 16 años y con quien se casó luego de conocerla y de aceptar que tenía un hijo con una relación anterior, cuando ella era una universitaria.
Ese hombre que se muestra como el redentor de la moral, se ha casado tres veces. La primera fue con la monteriana, Katia Burgos, con quien tuvo un hijo llamado Nicolás, con quien nunca vivió porque andaba militando en las filas de la guerrilla.
Cuando su hijo mayor, con quien nunca compartió, tenía cuatro años, se casó con una guerrillera. Esta vez el turno fue para Mariluz Herrán, conocida en las filas de la subversión como alias Andrea, quien se encargaba de hacer la logística urbana a la guerrilla antes de la desmovilización.
Con la tolimense tuvo dos hijos: Andrés y Andrea y aunque seguía aún en la guerrilla, sacó un poco más de tiempo para atenderlos, obligación que no atendió con el primero. Sin embargo, hasta allí no llegó la inestabilidad del hoy candidato presidencial.
Su tercer matrimonio fue con Verónica Alcocer, hermana de Juan Carlos Alcocer, cuyo nombre también ha sido salpicado por los escándalo, luego de pretender construir un complejo habitacional en zona de alto impacto ambiental en La Conejera y por tener vínculo con Julio Gómez, contratista del carrusel de la contratación en Bogotá.
