Esta es la venganza de la exmujer de Mancuso

Esta es la venganza de la exmujer de Mancuso

Desde que Martha Dereix se casó con Salvatore Mancuso aceptó el discreto rol que asumían las mujeres en una Córdoba donde el poder se lograba con el ganado o con los votos: la discreción giraba en torno a la casa y la crianza de sus tres hijos: Jean Louis, Gianluigi y Jean Paul.

Don Luis Dereix, padre de Martha y padrino de confirmación de Mancuso, les regaló un viaje a Pisthsburg, Estados Unidos cuando la ofensiva del frente 33 de las Farc arremetía sobre los ganadores cordobeses (principios de los noventa).

En ese lugar Salvatore haría tres cursos de inglés mientras Martha cuidaba a sus hijos. Un año después cuando regresaron, Salvatore encontraría una ciudad cercada por el miedo.

Con la ayuda de su amigo de infancia, el mayor Walter Fratini Lobaccio, Mancuso comenzó a ser un visitante fluido de depósitos de la Brigada XI de Montería y empezaron las incursiones militares contra las guerrillas.

Cabe resaltar que Fratini Lobaccio fue discípulo del general Yanine Diaz quien promovió en el Magdalena Medio un modelo paramilitar que no sólo replegó a las Farc sino que entronizo las nacientes autodefensas con sus prácticas violentas.

Los ganaderos empezaban a organizarse y Mancuso y Fratini lideraban las reuniones, no obstante el 11 de junio de 1993 Martha Dereix recibió una llamada que afectaría de forma considerable a su esposo a su esposo: Fratini había muerto cuando el helicóptero se desplomó en las afueras de Montería.

Sin embargo, Mancuso nunca creyó esta versión y cree que su amigo fue encontrado con vida después del accidente y torturado por el EPL. Desde ese momento el odio se apoderó de él.

Poco a poco, él se fue alejando de Martha, quien tiempo después recibió un lujoso regalo de parte de su esposo: una casa de tres pisos en el barrio La Castellana de Montería.

En marzo de 1996, en el gobierno de Ernesto Samper  y cuando las masacres ya ocupaban los titulares de prensa, apareció la primer orden de captura contra su marido por conformación de grupos paramilitares. Desde entones su marido desapareció y escogió la clandestinidad como su forma de vida.

Por su parte, Martha Dereix prefirió hacer oídos sordos con el eco de las noticias que salpicaba a su esposo, en ese entonces cabeza del Bloque Norte de las Autodefensas: masacre en Mapiripán, Meta; en La Gabarra, Catatumbo; en el Aro, Antioquia y el Salado en los Montes de Maria. Más de cien muertos y 70.000 personas que huían abandonando sus parcelas. Prefería no escuchar noticias y menos las que relacionaban a su marido del envío de más de 119.000 de cocaína a Centroamérica, el Caribe y Estados Unidos desde Urabá, Atlántico y la Guajira.

Cuando desapareció, Martha se conformaba con las rosas que él le mandaba desde la clandestinidad. Un día le llegaron 20 arreglos florales y una carta de amor, no obstante la guerra terminó distanciándolos.

Entre sus aventuras, Mancuso a otra mujer menor que él: Margarita Zapata. En el 2001 la separación se dio de manera formal y él inició una nueva vida.

A pesar de que Margarita Zapata fue la compañera de sus aires, Martha Dereix fue sorprendida cuando el 30 de junio del 2014 las autoridades llegaron a su casa de La Castellana con una orden de captura.

Salió detenida acusada del delito de concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito por sus presuntos vínculos con Emilce López, la empresaria del chance conocida como La Gata, quien habría lavado la fortuna de Mancuso.

Dereix fue señalaba de haber incrementado su fortuna en los últimos años a más de $5.000 millones de pesos. También se el acusaba de haber sido accionista, entre 2003 y 2005, de dos de las empresas que más frutos le daba a la Gata, Aposmar y Uniapuesta. Y algo más un latifundio de 700 hectáreas que terminando reclamando sus dueños originales, campesinos cordobeses, estaban a su nombre.

Desde ese momento y durante los seis meses que rumió en la cárcel, Martha Drereix se llenó de ira y piensa contar todo ante los magistrados de la Justicia Especial para la paz.